domingo, 29 de septiembre de 2019

Escucha activa: Potencia tus conversaciones.


Cuando hablamos lo hacemos para ser escuchados, ya que el escuchar valida el hablar. El hablar no garantiza el escuchar: "Cada uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha". Escuchamos desde nuestra historia.

Algunos autores definen varios tipos de escucha, en este caso vamos a sintetizarlas en 4 grupos principales:

  1. Escucha inactiva: cuando escuchamos sólo las palabras que "entran por un oído y salen por el otro". 
  2. Escucha selectiva: filtramos el mensaje, es decir, prestamos atención a aquella parte que consideramos más importante para nosotros. 
  3. Escucha reflexiva: Reflexionamos e indagamos sobre lo que se está diciendo para lograr un mutuo acuerdo.
  4. Escucha activa: obtenemos con atención la totalidad del mensaje, interpretando el significado correcto del mismo, a través del mensaje verbal y no verbal de nuestro interlocutor.
ESCUCHA ACTIVA 

Significa escuchar con atención y concentración, centrar toda nuestra energía en las palabras e ideas del comunicado, entender el mensaje y demostrar a nuestro interlocutor empatía y retroalimentación de lo que creemos que hemos comprendido.

"La escucha es una de las competencias más importantes en un ser humano. En función de la escucha, construimos nuestras relaciones personales, interpretamos la vida, nos proyectamos hacia el futuro y definimos nuestra capacidad de aprendizaje y transformación del mundo".

El 80% de la efectividad en una conversación está basado en la escucha. No en vano tenemos dos orejas y una sola boca. Para escuchar no basta con oír, es necesario interpretar lo que el otro está diciendo. Esto es el carácter activo de la escucha y el compromiso de comprender al otro.

Escuchamos a nivel corporal, pues las posturas, los gestos, tonos de voz o movimientos con las manos pueden decir más que las palabras. 

"Se puede mentir con la boca pero la expresión que acompaña a las palabras dice la verdad".

¿Porqué la escucha es una de las competencias más importantes en la comunicación humana? Cuando hablamos, lo hacemos para ser escuchados y este es el propósito del habla. Por lo tanto podemos decir que la escucha es el criterio de validación e indicador de calidad del habla. Para que el otro esté interesado en escucharme, tendré que ser capaz de mostrarle que lo que estoy diciendo también le interesa. 

Cuando relacionamos el escuchar con el interpretar, estamos validando el carácter activo de la escucha. Cuando escuchamos activamente, estamos realizando un proceso de interpretación interna que nos va a permitir entender y comprender qué nos están diciendo. 

En este proceso interpretativo interviene la historia tanto personal como social de quien escucha y de esta historia surgen supuestos, juicios y prejuicios sobre lo que se está escuchando. De la misma forma que nuestra interpretación emerge del pasado, aparece también la mirada que tenemos en el presente sobre las expectativas del futuro, sobre lo que consideramos que "debe" pasar, hasta lo que creemos que "podría" pasar.  
  • PASADO (Observador): ¿Desde dónde habla esta persona?
  • PRESENTE (Acción): ¿Cuáles son las acciones involucradas en lo que está diciendo?
  • FUTURO (Resultado): ¿Cuáles son las consecuencias de esas acciones? ¿Qué posibilidades se abren o se cierran?
"Así como inciden en la escucha en los espacios que abrimos, ella también está condicionada por los espacios que cerramos, por lo que excluimos del ámbito de lo posible, por lo que define nuestras clausuras". 

Por César Covi
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miércoles, 11 de septiembre de 2019

¿Porqué no podemos entendernos bien? Brechas conversacionales


Todas las relaciones humanas empiezan o termina por entendernos bien y crear afinidades fantásticas, o por la falta de entendimiento y generar rupturas caóticas. Así, comienzan amores o se terminan, se arman y se desarman familias, se rompen amistades de toda la vida, se generan acuerdos de trabajo o se destruyen. 

Cada uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha...

Si sigues nuestros post, anteriormente hemos visto que, uno de los ingredientes que existen en nuestras interpretaciones es nuestra historia, nuestro pasado, nuestra cultura, nuestros intereses, que nos hacen SER en el presente, un tipo de observador particular (interprete).

Cuando hablamos, lo hacemos para hacernos cargo de algo que nos inquieta, que nos pasa. Por lo general no sabemos cuál es la inquietud que conduce al que habla a decir lo que dice. Podemos escuchar y entender lo que dice y sin embargo no sabemos qué lleva al otro a decir lo que está diciendo. También recordamos que nuestras emociones son como un iceberg, es muy poco lo podemos ver o mostrar generalmente de ellas en las conversaciones no comprometidas si no tenemos la apertura suficiente. 

También sabemos que escuchamos desde nuestras expectativas, desde lo que consideramos que "debe" pasar (prejuicio). 

En una conversación, existe el sentido del que habla, que busca crear un puente con el orador, y el sentido del que escucha que le asigna un sentido propio a las palabras del orador. Ambos desean acoplarse en sentidos compartidos. 

Cada interlocutor le asigna su propio sentido, es decir, el sentido que el orador y el oyente le confiere a lo hablado, remiten a sí mismo, a dos personas diferentes. 

No debemos suponer que por haber dicho lo que dije, el otro interpretará lo que yo espero. No importa cuán claro creo que he sido, la brecha de sentido puede haberse producido igual.

Por lo tanto, podemos decir que toda escucha es la aproximación más o menos certera de lo que el otro ha querido expresar. 

El sentido que el que habla busca expresar y el sentido que el que escucha le confiere siempre serán diferentes y esa diferencia es la distancia que se genera entre el orador y el oyente. ¿Cuántas peles se generan por falta de entendimiento? ¿Y cuántas de ellas se pueden evitar si me comunico responsablemente?.

La brecha que se establece al comunicarnos se disminuye a partir del compromiso responsable en comprender, que asume tanto el que habla como el que escucha. 

La escucha deja de ser resultado de la conversación constituyéndose en un proceso generativo para los dos interlocutores. 

El reconocimiento de la existencia de la brecha nos permite ser responsables de la escucha

Para lograr que la brecha se achique serán importantes tener en cuenta estas dos condiciones:

  • Aprender a respetar las diferencias que surgen en cada relación
  • Hacernos cargo de la brecha para que no alcance situaciones críticas 
En las relaciones humanas, lo importante, es experimentar el "Tú" como realmente "Tú", lo que significa, no pasar por alto su planteamiento y escuchar lo que esa otra persona tiene que decirnos, sin juicios. Algo que no sucede siempre, principalmente cuando llegamos a situaciones de conflictos, o venimos cargados con emociones negativas como la ira, celos, enojo, rencor, y estas empiezan a empoderarse de los pensamientos y los sentidos con los que interpretamos lo que el otro esta diciendo y me comunico como consecuencia. Para lograr una escucha consciente, la apertura y el auto control consciente es necesario. 


Pero esta apertura existe, en último termino, no sólo para la persona que uno escucha, sino más bien, toda persona que escucha es fundamentalmente una persona abierta. Sin esta clase de apertura mutua no pueden existir relaciones humanas genuinas. ¿Te imaginas hablar con alguien que esta poniéndose constantemente adelante de tus conversaciones haciendo eco de si mismo? El permanecer juntos como pareja, amigos, familia, compañeros, clientes o colegas, también, significa ser capaces de escucharse mutuamente. 

Por César Covi
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lunes, 9 de septiembre de 2019

¿Emoción o sentimiento, es lo mismo? Desafío creativo



Si nos detenemos a pensar un instante, concluiremos que ningún aspecto de nuestra vida mental es más importante que las emociones para la calidad y el sentido de nuestra existencia. Las emociones hacen que la vida valga la pena y a veces también, por desgracia, que lleguen a su fin. Por ello son muchas las disciplinas que se interesan en estos fenómenos, desde la filosofía hasta la neurología, la psicología, la biología evolutiva e incluso la economía. 

Desde la época de los antiguos griegos, los humanos tenemos la tendencia a separar la razón de la pasión, el pensamiento del sentimiento, lo cognitivo de la emoción. Platón decía que las pasiones, los deseos y los miedos hacen imposible que nosotros podamos pensar. Incluso nuestros sistemas legales tratan diferente los crímenes pasionales que otro tipo de crímenes, como los premeditados. La emoción es, probablemente entonces, el fenómeno humano mas personal y a veces idiosincrático. Expresa lo que el mundo significa para nosotros de manera bien individual y determina en ocasiones un bienestar subjetivo. 

Las emociones parecen sentimientos conscientes pero, en realidad, son respuestas fisiológicas a distintos estímulos. Fueron diseñadas para alejarnos lo mas posible de circunstancias de miedo o acércanos a situaciones que pueden traernos alguna recompensa o satisfacción. Las emociones se generan de continuo, y la mayor parte del tiempo no nos damos cuenta de ellas. En el cerebro existe una suerte de transito de ida y vuelta entre el límbico y el córtex, es decir que la razón y la emoción tratan de conversar de alguna forma.  Gracias a estas conexiones podemos sentir de manera consciente muchas de las emociones. Pero también, al ser de ida y vuelta, nuestros pensamientos conscientes pueden afectar, y afectan, nuestras emociones. 

Cuando decimos que "nos estamos haciendo la cabeza", manifestamos que con nuestros pensamientos engrosamos, llamémoslo artificialmente, lo que sentimos. Llevada al extremo, esta situación puede generar, por caso, ataques de pánico. Cada emoción es producida por un trabajo diferente en distintas partes del cerebro, incluso el hipotálamo y la glándula pituitaria. Estos últimos controlan la producción de hormonas, las cuales producen reacciones físicas como, por ejemplo, el incremento en los latidos del corazón o las contracciones musculares. 

Las respuestas emocionales son, en general, no conscientes. Freud tenía razón cuando decía que la consciencia era sólo la puntita del iceberg mental. Pensamos las emociones como una experiencia consciente. Las experiencias emocionales conscientes son solo una parte, pero no necesariamente la función central, del sistema que las genera. Por ejemplo: Desde el punto de vista de una persona que ama, lo único importante sobre el amor es ese sentimiento. Pero desde el punto de vista de tratar de comprender que es ese sentimiento, porque ocurre, de donde viene y por que algunas personas lo reciben y pueden darlo más que otras, el amor, como sentimiento quizá no sea central o muy importante para el sistema emocional del cerebro. 

A las emociones podemos encontrarlas obvias, cuando las sentimos, pero al mismo tiempo misteriosas. Se trata quizás de los estados de nuestro cerebro que mejor entendemos y conocemos. Sin embargo, a menudo las sentimos y no entendemos porque están ahí, de donde vienen. Pueden aparecer despacio o de repente, pueden ser en extremo evidentes u opacas. no podemos entender por qué nos despertamos de mal humor con frecuencia a la mañana. Si bien las emociones están en el centro de quienes somos, muchas veces parecen tener su propia agenda, nos llevan, nos traen y nos hacen sentir cosas, sin entender bien el motivo. Sin duda, resulta difícil imaginar una vida sin emociones, Vivimos para ellas y tratamos de estructurar las circunstancias de nuestras vidas para tener momentos de alegría y de felicidad, y por supuesto, evitar estar angustiados, tristes, desilusionados o doloridos. 

Técnica: Los extremos opuestos
Pensá y escribí tu desafío creativo. Escribí que pasaría si tuvieses todos los recursos del mundo: dinero, tiempo, gente, máquinas, lo que sea. Anotá qué pasaría si no tuvieses ningún recurso, y escribí qué harías en este caso. Tratá de combinarlos para ver que surge. Ejemplo:
Desafío creativo: llegar más rápido al trabajo.
Todos los recursos: voy en helicóptero y aterrizo en el techo de mi trabajo.
Ningún recurso: voy caminando, no tengo plata, para eso debo salir dos horas antes de mi horario de entrada.
Combinación:.........................................................................

Por César Covi
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sábado, 7 de septiembre de 2019

La vida según las redes sociales


Se estima que las personas pasan alrededor de 9 hs diarias en internet, de las cuales el 30% del tiempo lo gastan en redes sociales.

Según Forbes las personas pasan 1 de cada 4 minutos en redes sociales.


¿Cómo afecta a la comunicación directa las redes sociales? ¿Se esta perdiendo el cara a cara? ¿El llegar de sorpresa para ver si te encuentro? ¿Conozco sobre tu vida porque te sigo en las redes sociales? ¿Comunican o des-comunican? ¿Acercan o distancian?


¿Cómo afecta a la autoestima de las personas? ¿Cómo influyen las redes sociales en la generación de emociones positivas y negativas? Hay mucha gente que graba historias bebiendo y riendo con amigos pero duermen llorando.

La chica que subió la foto del ramo de rosas que le regalo su príncipe azul no muestra la discusión que tuvieron ayer a la tarde. Hay celebridades del mundo con millones de seguidores haciendo terapia porque se sienten solos. ¿Porque esa imposición de ser sensacionales todo el tiempo?

Se generan nuevas relaciones viendo un perfil, pero también muchas otras se terminan haciendo un clic.¿Dónde queda la concepción de intimidad?


Cada persona diseña la imagen que quiere ofrecer a los demás, arma su circulo de amigos y contactos y delimita su modo de interacciones.

Frente a este nuevo paradigma surgen nuevas tendencias, como las denuncias o escraches online mediante juicio propio, nuevas modas, nuevos hábitos, lugares de reunión, tendencias virtuales, las formas y tipos de relaciones que establecemos, las influencias ideológicas, controlan las emociones que sentimos, los pensamientos que generamos, la necesidad de una pertenencia social mostrándose de tal o cual forma, como así también quedándose afuera de ese circulo, organizaciones colectivas y hasta engaños, amorosos, comerciales, secuestros infantiles, el ciberacoso, el ciberbullying entre otras tantas cosas.

Las redes sociales: un arma de doble filo. Tienen un poder de comunicación global que también puede des-comunicar, un ente artificial generador de un cambio mundial  irreversible.

¿Cuánto tiene de positivo y cuanto de negativo las redes sociales? ¿De qué manera la utilizas para tu propio beneficio y el de los demás? 

Es importante poder establecer un equilibrio. Al fin y al cabo de eso se trata la vida...

Re adaptación editorial César Covi
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jueves, 5 de septiembre de 2019

¿Cómo soy frente a la escucha? El arte de saber escuchar

Es probable que muchos de nosotros nos consideremos competentes escuchando a otras personas. Sin embargo, muchas veces solo oímos... La inmediatez de los tiempos actuales y la conexión permanente a los medios digitales, muchas veces no nos facilitan detenernos a escuchar lo que nos están diciendo y creemos interpretarlo todo solo con las primeras palabras, o inclusive antes de decirlas. La ansiedad juega en contra. 


Oír y escuchar no es lo mismo. Cuando oímos nos limitamos a observar lo que la persona piensa, cuando escuchamos pensamos junto a la otra persona. 
  • Oír es pasivo
  • Escuchar es activo
Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. Al decir lo que decimos, al decirlo de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros mismos y, muchas veces, para otros. 

No solamente nos gusta contar cuentos o escuchar cuentos, muchas veces creemos los cuentos que contamos y vivimos de acuerdo a ellos, nuestras historias nos constituyen.

Nos relacionamos con el mundo y lo leemos a través de todos nuestros sentidos. Cada detalle que detectamos, nos suma información. La forma como percibimos y lo que percibimos afecta nuestras conversaciones. Para escuchar es necesario poder percibir e interpretar lo que percibo. Y para ello se desarrollan dos tipos de conversaciones: Públicas (lo que digo y transmito mediante el lenguaje: "¿qué necesitas?") y Privadas (lo que pienso pero no digo: "¿Porqué no dijiste nada esta mañana?!... Ahora querés que te resuelva todo!!!!!"). Muchas veces estamos hablando con una persona, pero pensando en lo que tenemos que hacer después o en aquello que nos quedo pendiente.

Hablamos para ser escuchados. A las personas nos gusta que nos escuchen. El escuchar valida el hablar, pero el hablar no garantiza el escuchar: cada uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha. Escuchamos desde nuestra historia. La escucha es activa. 

En toda conversación hay tres ingredientes biológicos fundamentales: el lenguaje, la emocionalidad y la corporalidad, que hacen al momento de la escucha. 

"Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender, lo que quieres entender, lo que entiendes, existen nueve posibilidades de no entenderse". 

Algunos autores definen varios tipos de escucha, en este caso vamos a sintetizarlas en 4 grupos principales:
  • Escucha inactiva: cuando escuchamos solos las palabras que "entran por un oído y salen por el otro".
  • Escucha selectiva: filtramos el mensaje, es decir, prestamos atención a aquella parte que consideramos más importante para nosotros.
  • Escucha reflexiva: reflexionamos e indagamos sobre lo que se está diciendo para lograr un mutuo acuerdo. 
  • Escucha activa: obtenemos con atención la totalidad del mensaje, interpretando el significado, a través del mensaje verbal y no verbal de nuestro interlocutor. 
¿Cuál es tu escucha? ¿De que te diste cuenta?

Por César Covi

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Competir o colaborar ¿Qué elegís?

El mundo toma un nuevo camino entre la competencia y el trabajo colaborativo.

Este tema aparece con base en pedidos de diferentes organizaciones, en donde encontramos cada vez más la “colaboración” como elemento central para el aprendizaje y trabajo con otros, poniéndonos frente a una dimensión netamente humana: lo Colectivo vs lo individual.

Maturana: “se dice que el progreso tiene que ver con la competencia. No quiero desvalorizar a Darwin, pero es un hecho que cuando competimos, el autoengaño es pensar que mi bienestar radica en negar al otro.” El desafío quizás sea concebir a lo colectivo y a lo individual, presentados como elementos que se “colaboran” y “aportan”. La diversidad es más que lo “uno a secas”.

Hay muchas cosas en las que no creo y eso me permite creer en otras cosas, por ejemplo, una de las cosas en las que no creo es en la competencia, uno de los principios más arraigados en la cultura occidental. A mi juicio, la actitud de competir o tratar de ser “El Mejor” solo trae consigo dos cosas:

Frustración si no consigues superar a tu “Oponente”.
Exitismo en caso de lograr superar a la contraparte, lo cual suele ir acompañado de una falsa sensación de superioridad y, en ocasiones, de humillación hacia el perdedor. Ninguna de estas cosas es buena.

Los equipos, las organizaciones, no están lejos de esto. En las organizaciones buscamos generar un nivel de consciencia que involucre al otro, nutrirnos junto a otros. Respeto, escucha y colaboración pasan a ser algunas de las elementos centrales para que esto suceda.
Ver como competencia a otros profesionales que realizan la misma labor que uno mismo, es la mejor forma que hay para perpetuar una mentalidad de escasez, que impide que logremos cosas grandes, al hacernos creer que no hay espacio suficiente en el mundo para que todos seamos felices y exitosos.

Negar al otro, involucra, en el mismo acto, negarnos a nosotros mismos. La supervivencia de la especie radica en gran medida en poder conectarnos con otros, crear juntos, escucharnos, aportarnos, enriquecernos… y por que no, salvarnos juntos. Urge lograr un nuevo nivel de consciencia colectiva.
La mentalidad de competencia nos obliga a guardar secretos ya que estos son nuestra mayor arma para ganarle al oponente, esto únicamente ayuda a perpetuar el estatus quo y a limitar el progreso.

El espíritu colaborativo, en cambio, invita a ser abierto, transparente y compartir todo lo que puedas. Es un llamado a ir creciendo a través de ayudar a los demás a crecer del mismo modo.

La colaboración es lo que me ha abierto más puertas y creo que puede hacer lo mismo por ti.

Por César Covi

martes, 3 de septiembre de 2019

¿Qué tipo de observador soy?

Solamente podemos captar en un momento determinado, 7 (más, menos 2) elementos. Los filtros que ponemos a nuestras percepciones determinan en qué clase de mundo vivimos. La idea que nos hacemos del mundo es la que determina nuestra percepción y nuestra experiencia del mismo.

Lo que cada persona selecciones va a depender de sus filtros. La objetividad no consiste entonces en describir lo que vemos, sino en precisar que "anteojos" llevamos en el momento de la observación. Los filtros que afectan nuestra visión del mundo son: nuestros sentidos, la familia, nuestras experiencias, la educación que recibimos, el lenguaje con el cual nos comunicamos, nuestras creencias y valores, la cultura, las condiciones económicas, sociales y políticas del contexto en el que nos desarrollamos.

Según nuestros filtros, en el proceso de información eliminamos, distorsionamos o generalizamos la información que recibimos. Así, las representaciones que distintas personas pueden tener de una misma realidad son infinitas.

En nuestra percepción del entorno también entran en juego todos los mapas mentales y conceptuales que generamos como consecuencia del territorio, el entorno y el contexto en el que nos desarrollamos, además del lenguaje que utilizamos, que es nuestro principal medio de comunicación. 

Los mapas mentales o modelos mentales son supuestos profundamente arraigados, imágenes, ilustraciones, historias que influyen sobre cómo entendemos el mundo y como actuamos en él. Como un cristal que distorsiona sutilmente nuestra visión, los mapas mentales determinan nuestras percepciones. 


Dos personas con diferentes mapas mentales pueden observar el mismo acontecimiento y describirlo de manera distinta porque han observado otros detalles. Los mapas son selectivos, nos brindan información al mismo tiempo que la dejan de lado. El tipo de mapa que se haga dependerá de lo que se vea y de hacia donde se desee llegar.

Tomamos del mundo aquellas cosas que nos interesan e ignoramos otras. Nuestros mapas no solo determinan el modo de interpretar el mundo, sino el modo de actuar en él. los filtros que ponemos en nuestras percepciones determinan en qué clase de mundo vivimos. 

Hay dos tipos de observadores, observadores con enfoque único, se basan en la premisa de que su particular manera de ver las cosas y encarar los problemas es la correcta, la mejor y buscan que los demás acepten su punto de vista. Este enfoque puede ser funcional cuando tenemos la necesidad de comunicar con precisión. 

Observado con enfoque múltiple, se caracteriza por la búsqueda de interacciones, valora las diferentes opiniones y teniendo la posibilidad de aceptar que pueden ser mejores a las nuestras o que pueden ser opciones enriquecedoras que puedan generar soluciones mas efectivas. Genera espacios conversacionales que permiten el aporte de los otros, la escucha y el debate en forma respetuosa. 

¿Cómo vemos lo que vemos? ¿Qué hubieses hecho de diferente para lograr otros resultados?

Por César Covi

lunes, 2 de septiembre de 2019

¿Cómo se adaptan las personas a los nuevos cambios sociales?

¿Cuántas generaciones conviven en un mismo espacio? ¿Cómo es el intercambio entre las partes?

Las nuevas generaciones no se adaptan a los formatos tradicionales de relaciones, trabajo y estudio, y el mundo esta transformando la realidad para adaptarse a ellos. 

Cada generación es afectada por su grandes transformaciones políticas, económicas, tecnológicas, culturales y demográficas que impactan en todos los órdenes de nuestras vidas. El SXXI es una era de cambios, de inventos y de revoluciones. 

¿Quién hubiese imaginado, solo 20 años atrás, que habría ciudades enteras con WiFi? ¿Cuántos hubieran presagiado que los niños de hoy, jugarían con PC en forma de tabletas antes de su primer año?.

"Estamos jugando un juego nuevo con reglas viejas"

"Y la aplicación de viejas recetas a esta realidad enciende luces de alarma. Los jefes siguen aferrados a modelos tradicionales. Las empresas encuentran cada día mayores dificultades en atraer y comprometer gente, recrudecen los conflictos internos y la rotación de personal se dispara. Muchos jóvenes, disgustados por la burocracia corporativa, acaban optando por el trabajo autónomo". Paula Molinari.

Los nacidos entre 1980 y 2000, están llegando con sus propios gustos, ideas y valores. Es la generación más numerosa de la historia. Son 2.300 millones, contra 1.400 millones de la generación nacida entre 1945 a 1964. Estos jóvenes se niegan a ser gestionados como lo fueron sus padres. Y si ellos no se adaptan al mundo, el mundo tendrá que adaptarse a ellos. 
Sencillamente, porque esta generación dominará la vida social, política, económica y cultural por los próximos 40 años. 

¿Cómo gestionan el cambio en tu familia o trabajo? ¿Cuán abierto estás, para gestionar la diversidad en tu vida?. 

Cada generación ve lo negativo de la otra en vez de buscar puntos de encuentro e intercambio. Es importante validar el pensar distinto, armar estrategias para coexistir y desarrollar proyectos en conjunto. 

Por César Covi