Cuando hablamos lo hacemos para ser escuchados, ya que el escuchar valida el hablar. El hablar no garantiza el escuchar: "Cada uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha". Escuchamos desde nuestra historia.
Algunos autores definen varios tipos de escucha, en este caso vamos a sintetizarlas en 4 grupos principales:
- Escucha inactiva: cuando escuchamos sólo las palabras que "entran por un oído y salen por el otro".
- Escucha selectiva: filtramos el mensaje, es decir, prestamos atención a aquella parte que consideramos más importante para nosotros.
- Escucha reflexiva: Reflexionamos e indagamos sobre lo que se está diciendo para lograr un mutuo acuerdo.
- Escucha activa: obtenemos con atención la totalidad del mensaje, interpretando el significado correcto del mismo, a través del mensaje verbal y no verbal de nuestro interlocutor.
ESCUCHA ACTIVA
Significa escuchar con atención y concentración, centrar toda nuestra energía en las palabras e ideas del comunicado, entender el mensaje y demostrar a nuestro interlocutor empatía y retroalimentación de lo que creemos que hemos comprendido.
"La escucha es una de las competencias más importantes en un ser humano. En función de la escucha, construimos nuestras relaciones personales, interpretamos la vida, nos proyectamos hacia el futuro y definimos nuestra capacidad de aprendizaje y transformación del mundo".
El 80% de la efectividad en una conversación está basado en la escucha. No en vano tenemos dos orejas y una sola boca. Para escuchar no basta con oír, es necesario interpretar lo que el otro está diciendo. Esto es el carácter activo de la escucha y el compromiso de comprender al otro.
Escuchamos a nivel corporal, pues las posturas, los gestos, tonos de voz o movimientos con las manos pueden decir más que las palabras.
"Se puede mentir con la boca pero la expresión que acompaña a las palabras dice la verdad".
¿Porqué la escucha es una de las competencias más importantes en la comunicación humana? Cuando hablamos, lo hacemos para ser escuchados y este es el propósito del habla. Por lo tanto podemos decir que la escucha es el criterio de validación e indicador de calidad del habla. Para que el otro esté interesado en escucharme, tendré que ser capaz de mostrarle que lo que estoy diciendo también le interesa.
Cuando relacionamos el escuchar con el interpretar, estamos validando el carácter activo de la escucha. Cuando escuchamos activamente, estamos realizando un proceso de interpretación interna que nos va a permitir entender y comprender qué nos están diciendo.
En este proceso interpretativo interviene la historia tanto personal como social de quien escucha y de esta historia surgen supuestos, juicios y prejuicios sobre lo que se está escuchando. De la misma forma que nuestra interpretación emerge del pasado, aparece también la mirada que tenemos en el presente sobre las expectativas del futuro, sobre lo que consideramos que "debe" pasar, hasta lo que creemos que "podría" pasar.
- PASADO (Observador): ¿Desde dónde habla esta persona?
- PRESENTE (Acción): ¿Cuáles son las acciones involucradas en lo que está diciendo?
- FUTURO (Resultado): ¿Cuáles son las consecuencias de esas acciones? ¿Qué posibilidades se abren o se cierran?
"Así como inciden en la escucha en los espacios que abrimos, ella también está condicionada por los espacios que cerramos, por lo que excluimos del ámbito de lo posible, por lo que define nuestras clausuras".
Por César Covi
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