martes, 9 de febrero de 2021

Los vínculos como factores de aprendizajes

"No hay nada en las personas que no sea la resultante de su interacción con el otro, grupos y clases" 

Enrique Pichón Riviere


Biológicamente desde la concepción y durante toda la vida, nuestro cuerpo, nuestro modo de pensar, sentir y hacer, se organiza y cambia en función de las interacciones que generamos, las características propias de cada individuo y el ambiente en el que este vive e interactúa. 

El primer grupo humano en el que el sujeto se desarrolla es la familia, adquiriendo allí todos aquellos conceptos, mapas y esquemas referenciales que luego reproducimos a lo largo de nuestra vida. Estos esquemas están conformados por el conjunto de experiencias, conocimientos y afectos, que actuarán modelando los pensamientos y las acciones de las personas con respecto a si mismo, a los otros y al mundo. Generando significantes positivos o negativos que actuaran como facilitadores u obstaculizadores a la hora de relacionarnos con el otro. 

La construcción de nuestra subjetividad (aquello que es propio), es al mismo tiempo singular y emergente de las tramas vinculares que lo trascienden, y con la que guarda una relación de productor y producido por el contexto en el que se desarrolla, siendo la persona el portavoz de una situación, y generándose también un juego entre su mundo interno y el mundo externo del sujeto.

Esas estructuras vinculares, van a permitir que se modelicen determinados afectos y establecer ciertas acciones como las permitidas, así como otra serán las prohibidas. Así, por ejemplo, vemos casos de hijos que nunca logran desarrollarse a partir de un sentir propio, por ser fieles a una lealtad familiar, a un padre o madre que determino en el sujeto una acción como no permitida, prohibiendo y no aceptando a la persona frente a su sentir. 

La construcción de la subjetividad no tiene solo su eje en lo familiar, sino también en lo Institucional y lo Comunitario, una multiplicidad de elementos interrelacionados e interdisciplinarios. Aquí entra en juego nuestra necesidad de pertenecer.... que repercute en esta construcción.

A través del vínculo se transmiten modalidades culturales, generando una identificación o apropiación de un rasgo del otro que se vuelve propio. La identificación siempre es un rasgo vincular, la identificación implica apropiarse de una determinada modalidad de pensamiento, pensamiento y acción que vienen anudados, implicando una multidimensionalidad. He aquí el arduo trabajo de la individualización en el pensar, sentir y hacer. 

"Cada ser humano individual es a la vez emergente, portavoz, emisario de estructuras vinculares grupales, institucionales y comunitarias que lo constituyen". E.P.R.

Cada ser humano que habla es a la vez hablado, la cultura que lo constituyo habla a través suyo. Esa cultura se encarnó por la intermediación de vínculos estructurados grupal e institucionalmente, conformando organizadores culturales. Los organizadores culturales son maneras de hacer las cosas que todos lo miembros aprendieron como la manera normal de hacer algo y que organizan la vida cotidiana de las personas, algo que esta debajo, un conjunto de acciones y de sentidos que le damos a esas acciones que organizan la conducta.

Cada familia, organización, comunidad tiene sus singularidades, pero cuando hay un organizador cultural compartido, comparten sus significaciones como algo naturalizado, que emerge de sus cotidianeidades, por lo cual, hay algunos elementos que no pueden faltar, que son los elementos compartidos que componen el organizador cultural. 

Los organizadores culturales, como prácticas sociales, producen efecto en el mundo externo, es decir, en las conductas con que las personas interactúan entre sí. Pero han sido aprendidos y forman parte del mundo interno de las personas. 

"Por prácticas sociales, tenemos que entender toda gama de actividades concretas, desde el cuidado de la madre hacia el niño y su alimentación, hasta las complejas operaciones que requieren cualquier actividad adulta laboral, de recreación, etc.". Marcos Bernard

Así, la vida cotidiana se constituye no solo desde el individuo, grupo, institución o comunidad donde interactúa, sino que también hay que pensar además de la familia, en las redes vinculares, en los grupos en los cuales el sujeto esta integrado o desintegrado, en las instituciones que lo apoyan, lo contienen o no, la cultura de su comunidad, la sociedad, y por sobre todo el momento histórico de esa sociedad donde crece. No es lo mismo un abuelo que creció con padres que venían de una guerra mundial, o de hijos que crecieron con padres en periodo de dictaduras militares, tampoco lo fue el 2001 en comparación al 2010, o en relación al 2020 en periodo de pandemia, el aislamiento social, el cambio en la modalidad laboral, económica, organizativa social, educativa y ultra desarrollo de la digitalización de la vida. Cada momento histórico determina características simbólicas, de interacción, prácticas, estructuras, lógicas personales en los individuos, modificando la forma de reproducción social.

¿De que te diste cuenta? ¿Con quién o que te identificas? ¿Cómo crees que son las interacciones humanas hoy en día? ¿Como te ves en 10 años? ¿Cómo ves a las futuras generaciones en sus modalidades interaccionales? ¿Cómo crees que repercute en cada generación estas modificaciones en la vida que estamos atravesando? ¿Cómo es tu cotidianidad? ¿Como se vinculan hoy las personas en esa cotidianidad? ¿Cómo lo hacían en febrero del 2020?

Por César Covi 

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